Un Gamper raro y un Barça igual
Cuando no éramos hijos de la pandemia, en el Gamper se presentaban los fichajes, se escuchaban los parlamentos de los ídolos y se masticaba ilusión. Aunque fuera mentira, como en los años del «aquest any, sí». Ahora, el día del Gamper puede empezar con un mensaje fulminante para el niño mimado de tu cantera y continuar con una entrevista en la televisión pública de Cataluña para explicar cuáles son los planes del presidente del Barça después de bloquear a Messi y de que 20.687 firmantes le digan que se vaya. En algún momento, sin embargo, va a tener que hablarse de fútbol en el Barça. Para bien, para mal, o para igual.
Porque fue un Gamper raro, pero fue el mismo Barça. Koeman lo ha matizado, es cierto. El cambio de sistema es un hecho y la actitud de los jugadores después de tirar las camisetas en Lisboa sólo puede mejorar. Pero, a lo lejos, su primer diagnóstico es parecido al del paciente que enfermó gravemente la temporada pasada. El Barça está para ganar jornadas de entreguerras en LaLiga por su experiencia y conocimiento del juego. Pero no parece tener las piernas, el entusiasmo y las ideas para grandes empresas. Veremos.
Además de ‘despedir’ a Riqui con la convocatoria de la mañana, Koeman mandó varios mensajes más. Su once tipo, a la espera de Pjanic, está perfilado. Ve a Coutinho como un jugador con cierto peso y a Trincao, Dembélé y Pedri como revulsivos. Messi recogió el trofeo Gamper más raro de la historia y el Barça se fue a casa sin ninguna certeza ni ilusiones que vender a su gente.